El Servicio de Inteligencia Exterior ruso denunció que servicios especiales de Occidente y Ucrania están preparando la instalación de armas químicas.

Ucrania y Occidente tienen como plan junto a grupos terroristas asentados en Siria desencadenar un ataque con armas químicas en la gobernación septentrional de Idlib, informó este miércoles el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia.

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El organismo de inteligencia denunció a través de una declaración que los servicios especiales occidentales están preparando la instalación de armas químicas con el objetivo evidente de responsabilizar a Moscú y Damasco en un futuro.

Con respecto al plan, el ente detalló que los terroristas emplearían drones para arrojar y detonar un contenedor con cloro durante un ataque de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia contra sus instalaciones.

El comunicado señala que “las áreas al este de Idlib se barajan como el lugar más probable para realizar esa provocación”.

Los voluntarios de defensa civil denominados Cascos Blancos registrarían en un vídeo «las repercusiones del incidente» y los presuntos testimonios de civiles «para luego atribuir la culpa a Siria y Rusia», añadió el mensaje.

Según el Servicio de Inteligencia Exterior, tanto los gobiernos de Estados Unidos como del Reino Unido reconocen que no lograrán imponer a Rusia una derrota estratégica en el conflicto contra Ucrania.

Asimismo, el texto añade que “los montajes de ataques químicos en Siria difícilmente ayudarán a Estados Unidos con sus pretensiones hegemónicas y aliados suyos a ganarse a los países del Sur Global que, en su mayoría, se resisten a adoptar una posición antirrusa en el conflicto ucraniano”.

El servicio de inteligencia ruso concluyó que la desconfianza hacia Washington y Londres aumentará debido a dichas provocaciones.

A inicios de 2018, servicios de inteligencia occidentales con el apoyo de grupos terroristas que operaban en Siria, opuestos al Gobierno de Bashar al Assad, ejecutaron una operación de falsa bandera para culpar al Ejecutivo de utilizar armas químicas contra su pueblo.

Tomando como pretexto la provocación que sus servicios de inteligencia prepararon, el 14 de abril de ese año las fuerzas armadas de EE.UU., Francia y Reino Unido agredieron a Siria, contra la cual lanzaron un ataque con misiles. Nunca consultaron tal acción con Naciones Unidas o su Consejo de Seguridad.

Con anterioridad, Siria había destruido su arsenal de armas químicas, proceso verificado por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Poco después de la agresión del 14 de abril de 2018, la OPAQ confirmó la ausencia de armas químicas en un centro de investigación en Damasco donde, según aquellos tres países, se guardaban estas armas.

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